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La Virgen de las Angustias, cultura trap y mi semana de pasión.

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No me digas que no es un cristo. No os preocupéis, esto es como cuando hace un par de años o tres me dio por empaparme de la cultura trap. Creí descubrir América y resulta que llegaba tarde a todo... me enganché con la tiradera de Tangana a Jung Beef y me vi la entrevista en el primavera sound de hace mil años con la pobre Bad Gyal haciendo de chica con opinión, vídeos y entrevistas y de todo para entender qué me pasaba con eso que me daba tanto repelús como atracción. Yo querría tener opinión de todo porque soy una cuñada de cuidao, pero también soy lenta de digestión y para cuando tengo la información suficiente como para opinar con vehemencia sobre algo y dando con el puño o la palma en la mesa como debe ser, ya se me ha pasado el interés. Porque, yo, como dicen los Antoraz, de otra cosa no sé, pero de ruedas no tengo ni puta idea. Luego se me pasa, no te olvides de cómo se llama esto: mamá quiero ser moderna y eso es porque quiero pero no llego. Pero mientras tanto me entretengo mu

Se me encrespan las espigas.

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Cuando yo era pequeña pensaba que estas personas que aparecen en la portada eran de todas de mi familia. La mujer del jersey amarillo (me flipaban mucho esos filtros de color) se me parecía a mi madre porque era la más guapa. La cazadora del señor del primer plano era de mi padre, ignoro cómo llegó hasta la foto. Los otros eran tíos segundos míos, y unos amigos penenes de mis padres que habían venido de Ponferrada. Eso era así y sanseacabó, como son las cosas con 6 años. Yo no sabía qué es ser castellana. Ahora tampoco. Y es que, sin ser yo nacionalista de ninguna clase ni dios que lo fundó, llegadas estas fechas se me encrespan las espigas como a mi querida excobloguera de camino a la City por los metros de Londres. Aquí no hay dragones, no señor, ni las calles huelen a azahar. Aquí, sin fantasías ni cursiladas, la opulencia de las cunetas con su avena loca y sus amapolas y sus cardos borriqueros, está ahí para quién la quiera ver.  Ayer tuve un grave brote de encrespamiento al ir a b

Sky Rojo, más sucio por favor.

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Como estoy en esos días, he visto esa cosa que es Sky Rojo: una mezcla de Tarantino de los Torozos y Forocoches. Estoy que me lo trago todo, pero me ha incomodado mucho porque es un tiro desperdiciado.  Los speech sobre “no es no” dan grima porque son de plástico. Salvo el del jefe haciendo mofa (porque la mofa sí es real), los que vienen de ellas en momento drama, fuera, quítelos. Apestan a cuota en el guion.  Las mujeres hacen todas las escenas de acción sin apearse de los modelitos de putas que, por supuesto, les requetefavorecen. Lo cual es tan ridículo como la chica de Jurassic World corriendo delante del velociraptor con falda de tubo y estiletos. No sé, chica, será cosa mía, que desde hace un año no tolero ni el sujetador.  Asier hace tan bien de malo que es adorable. Te aseguro que el malo del puticlub de aquí al lado no se le parece una mierda. Lo que sí es verdadero es el rollo ese del empresario triunfador, ¿no se lo has oído al tipo ese que sale en los reportajes de comando

Lo bello y lo sublime y los váteres indigentes. Cagadas kantianas.

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 No escribo aquí porque tengo mucho que hacer. Como por ejemplo hoy, que me he dejado las llaves de casa y mientras esperaba a que me trajeran unas, como no tenía nada a mano para leer, me he descargado en el móvil Lo bello y lo sublime y me he quedado en el coche dándole un tiento, ya ves. Y mientras estaba atrapada en tamaña lectura, a uno de los que venían conmigo le han entrado ganas de cagar y le he improvisado un vater con un cartón y unas piedras. Más sublime que bello.

Bella Ciao, coronavirus y el 8M

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Este año no, porque llevo ya unas semanas soñando con Frida y así lo haré el sábado casi seguro. Pero el año pasado la noche antes del 8 de marzo no pude dormir, me invadía tremenda excitación compuesta de rabia, alegría y pena en proporciones que no soy capaz de cuantificar.  Me dan nauseas las ofertas de camisetas moradas con frasecitas y puños en alza, aunque algunas me gustan mucho y quisiera comprármelas de dos en dos. Me enferma que se entienda la huelga y el derecho a ella pero que luego se quiera ir a tomar unas cañas después de la manifestación, ¿huelga de consumo, qué movida es esa?, ¿demostrar que si nosotras paramos todo se para?, mujer, tampoco se trata de hacer el mal, de boicotear... Feministas sí, feminazis no. Ya, yo también quiero irme de cañas, con todo el subidón.  Me enloquecen de risa los lemas ingeniosos y la idea de que Manolo se haga la cena solo porque María está de manifestación; y también me asalta una prevención relacionada con que la re

Scalextrix, la niebla y fun, fun, fun.

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Como estamos de vacaciones nos secamos el pelo con secador. Desayunamos tarde, dulce o salado o de los dos. Tenemos la casa limpia y las lavadoras al día. Vemos muchas películas de cine familiar en versión extendida. Juegan a la maquinita más de lo que yo quisiera y menos de lo que ellos quieren. Juegan con los juguetes que estaban al fondo del montón de los juguetes. Sacamos el scalextrix, que es una movida muy tocha. Nos leemos toda la saga de moda que teníamos pendiente. Dorminos siesta si es que queremos, trasnochamos y nos levantamos muy tarde o muy pronto según los gustos de cada uno. Nos enfadamos y nos desenfadamos con fluidez, sin que de tiempo a que se nos olvide por qué. Hacemos planes para ir a la ciudad y a última hora siempre nos da pereza ir. La niebla del río y el rugido de la caldera nos amarran a esta casa como en una peli de terror. Es el último lunes del año y es tan poco lunes que parece que todo se detiene aquí, que la vida se ha quedado pillada en un dom

He intentado comprar on line.

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Dicen las que saben que es que si compras on line tienen tallas de todo. Y como mi culo gordo y precioso no cabe en cualquiera y yo lo que quiero es ser moderna, pues lo he querido intentar. Además, me han cerrado en la provincia mi lugar de referencia para compar vaqueros, y antes de que el agujero en la entrepierna sea insostenible, debo reponer.   Pero, hija, llevo dos horas y no me decido. Tienen demasiados productos, no los puedo tocar para valorar la calidad del tejido y, sobre todo, me impresionan los jeroles de las modelos lo que más. Ya no digo por lo flacas y escurridas, que ni luce la ropa ni nada, son los caretos lo que más grima me da. Por no hablar de que gastan menos en peluquería que Crispín Clander. ¿Es necesario poner cara de querer partirme la mía para salir mona en la foto?, o a lo mejor es porque como aquí en la provincia las tenderas tienen fama de rancias, para que me sienta como en casa, yo que sé. Pero ¿tiene que parecer además  que se acaban de